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martes, 7 de febrero de 2012

Esa Carta (Texto propio)

Ayer fui a un concierto de Luis Ramiro (www.luisramiro.com) y allí nos presento una de sus nuevas canciones. En esa canción hay una frase que me hizo acordarme de uno de mis viejos textos y me apetece compartirlo con todos. En concreto la frase dice algo así como "guardaré todos los sellos de las cartas que no te mandé" (más o menos) y precisamente de eso va este texto que escribí hace un montón de años. Perdonadme si queda muy pastel pero entonces era más joven, enamoradizo y escribía mal. Ahora ya no soy tan joven.

Esa Carta


Me he enamorado de ti, ¡menudo gilipollas!, no sé como ha podido pasar, lo juro. Me había prometido que no sucedería otra vez, tan solo tenía que verte como una compañera, como una amiga en el mejor de los casos. Pero una mirada tuya, un saludo cuando nos cruzamos por los pasillos o simplemente la sonrisa que asoma a tu boca...

Tú boca, en tú boca he imaginado mi nombre una y mil veces, he soñado que haces una declaración de amor que nunca he alcanzado a oír y he leído en tus labios promesas que nunca has llegado ha hacerme. En tus ojos, al despedirnos, he visto el brillo que produce el amor cuando sabe que el día no ha terminado para nosotros, que seguiremos amándonos cada uno por su lado seguros de que, al día siguiente, nos volveremos a encontrar. ¿Es posible que todo lo haya imaginado?

Sé que nuestro amor es imposible, que en realidad apenas me conoces. Es verdad que me saludas, que te ríes conmigo cuando hago alguna idiotez, que hemos hablado, pero, en realidad nunca nos hemos dicho nada mas que un - ¿qué tal, cómo te va? - de esos que se sueltan para romper el hielo y empezar una conversación que llene los vacíos hasta que llegue alguien con un tema interesante que nos permita olvidarnos de que tu y yo somos dos extraños en un pasillo. También sé que estás comprometida, que no sabes que yo no lo estoy y que en realidad no te interesa. Jamás se te ocurrirá preguntármelo.

Todo eso lo sé y ya ves, aquí estoy con esa carta que siempre escribo y nunca envío. Que lleno de palabras bonitas, de promesas de amor eterno y de palabras nunca dichas, de sueños y esperanzas. En esa en la que vuelco mis sentimientos simplemente para leerlos y, después, arrugarla.

Aquella carta que no necesita sello porque te la llevan mis ojos cada vez que te miro, esa carta que grita mi corazón cuando te acercas y que callan mis labios cuando hablamos. Aquella carta que no firmo y que como tantas otras dormirá en el fondo de la papelera hasta que un día me de cuenta que ya no son cartas, que son vidas perdidas que el miedo y la vergüenza se han llevado para no traerlas nunca más.

3 comentarios:

Inda dijo...

Me ha gustado, es una sensación que probablemente todos hemos tenido alguna vez, pero no todos somos capaces de plasmarlo con palabras así.

Urbanita Insomne dijo...

Que tal Xampi82?
Todos hemos escrito cartas alguna vez que nunca fueron franqueadas...
Pero en mi opinión las cartas no mandadas hay que destruirlas...
Las únicas que hay que guardar en el cajón son las nuevas que recibas...
Aquellas que no se mandaron ya tuvieron su historia... ya murieron... no hay que volverlas a leer... se destruyen, y se saca un nuevo folio para escribir la siguiente...
Por cierto, muy hermosa.

Xampi82 dijo...

Urbanita! Totalmente de acuerdo. Es una de las cosas que el tiempo me ha ido enseñando. Hay que poner el texto en el marco temporal que fue escrito, entonces tenía 16 años (más o menos) y el amor era algo... diferente, jajaja. Ahora estoy de acuerdo contigo en que mejor empezar una nueva página que pensar en las que dejamos atrás.