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viernes, 13 de julio de 2012

Fuego

Cuando otros escriben lo que sientes no vale la pena escribirlo tú mismo. Me he tomado la libertad de copiar un texto que he leído hoy sobre la reacción que le ha producido en una persona ver el fuego intencionado en los montes que rodean mi pueblo, mi ciudad, mi casa. También lo he traducido al castellano, para aquellos que no lo entiendan.


Estic fart de raonar. Estic fart d'intentar comprendre i racionalitzar coses. És més, estic més que fart. I per això hui, que toca parlar del foc que crema des d'ahir el patrimoni de tots, pense fer-ho en un altre registre. Açò està dedicat a les persones que cremeu la muntanya, com un suggeriment al destí:

Quan la mort vinga a visitar-vos (que ho farà, com ho fa amb tots els humans) que comence pels dits. Els mateixos amb els que heu encés el foc. Que comence per les articulacions. Que poc a poc vagen desfent-les amb el més insuportable dels dolors. Després, que la corrupció es menge la carn de les vostres mans, com un suplici, com el resultat de la tortura més perfecta.
Una volta que la putrefacció de les mans siga com la de la vostra ànima, que la més lletja de les infeccions s'escampe pels vostres braços. Que camine per totes les cèl·lules, rebentant-les, fins arribar al colze, fins arribar als muscles... i que d'ací mamprenga el camí cap el que hi haja del vostre cos. I que el mal siga i el sentiu com en el pitjor dels martiris.
I que la destrucció s'esgole lentament, pel coll, al cor i que puge amb calma fins el cap. Que tots els racons al seu pas es queden plens de misèria i olor de descomposició. I que ho sentiu. I que ho senten les rates que vos envolten. I que sentiu totes i cadascuna de les punxades de la tristesa. I que, alhora, pugueu vore-li els ulls a la Parca, mentre la lluentor de la seua falç vos buide a poc a poc els ulls.
I quan siga que de vosaltres només quede un toll de fem pudent, pugueu encara notar la més gran de les desesperacions... per a que tot s'acabe... però sentint-ho, sentint-ho bé. Que la més llarga de les malalties, la més penosa, la més humiliant, la més calmosa vos condemne ací i ara i per sempre i, si hi haguera, en una altra vida també.

Germán Llorca
Mirades d'ARA


(http://ht.ly/cd7RU)



Esto harto de razonar. Estoy harto de intentar comprender y racionalizar cosas. Es más, estoy más que harto. Y por eso hoy, que toca hablar del fuego que quema desde ayer el patrimonio de todos, pienso hacerlo en otro registro. Esto está dedicado a las personas que queman la montaña, como sugerencia al destino:

Cuando la muerte venga a visitaros (que lo hará, como lo hace con todos los humanos) que empiece por los dedos. Los mismos con los que habéis encendido el fuego. Que empiece por las articulaciones. Que poco a poco vayan deshaciéndose con el más insoportable de los dolores. Después, que la corrupción se coma la carne de vuestras manos, como un suplicio, como el resultado de la tortura más perfecta.

Una vez que la putrefacción de las manos sea como la de vuestra alma, que la más fea de las infecciones se escampe por vuestros brazos. Que camine por todas las células, rebentándolas, hasta llegar al codo, hasta llegar a los hombros... i que de aquí inicie el camino hacia lo que haya de vuestro cuerpo. Y que el mal sea y lo sintáis como el peor de los martirios.

Y que la destrucción resbale lentamente, por el cuello, al corazón y que suba con calma hasta la cabeza. Que todos los rincones a su paso se queden llenos de miseria y olor a descomposición. Y que lo sintáis. Y que lo noten las ratas que os rodean. Y que sintáis todos y cada una de los pinchazos de la tristeza. Y que, a la vez, podáis ver los ojos de "La Parca" mientras el brillo de hoz os vacíe poco a poco los ojos.

Y cuando de vosotros solo quede un charco de basura maloliente, podáis notar todavía la más grandes de las desesperaciones.. para que todo se acabe... pero  sintiéndolo, sintiéndolo bien. Que la más larga de las enfermedades, la más penosa, la más humillante y la más terrible os condene aquí y ahora para siempre y, si la hubiera, en otra vida también.


Germán Llorca
Mirades d'ARA

Aquí una foto de mi casa, mi ciudad, con el fuego al fondo.


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